Maite y sus niños. La foto.


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Ésta es la foto. La Joya de la Corona de los miles de fotos que tengo de mis niños. Es también la foto preferida de Andrés y la tenemos enmarcada en nuestra habitación de Iguzquiza.

Está tomada delante de la casa del abuelo en Pamplona.

Luna, Unai, tenéis que saber que yo soy de Pamplona y eso me imprimio un carácter.

En aquellos años íbamos mucho a Pamplona a pasar los fines de semana con el abuelo, Paula y el Txuri.

Txuri era el caniche que el abuelo regaló a Paula. Era adorable pero a mí no me gustan los perros y me costó controlar mis miedos.

Dani y Pablo gateaban con él por toda la casa, especialmente Dani que se convertia en otro perrito. A las noches Txuri siempre dormia debajo de su cama.

Todos sabemos cómo era el abuelo de contundente, de activo, cantarín, alegre. Agotador para mí que con él tenía un tercer niño que cuidar . Vosotros lo adorabais. Con el paso de los años no sé cómo habrá quedado en vuestros recuerdos.

Para el punto de la mañana, cuando aún no habían puesto las calles, cómo decía yo, ya estaba dispuesto a llevaros en su     Coche Fantástico.

Igueldo, el Paseo Nuevo, el Peine del Viento eran vuestros destinos y podía llevaros porque aún no eran obligatorias las sillas infantiles y encima para complaceros abría  el techo del coche para que asomarais la cabeza

¡ Aquellos tiempos salvajes !

En los bares pinchos, aceitunas, mosto. En la Concha bolsa de patatas fritas. Helados en los Italianos. Todos los caprichos.

Lo que Andrés y yo teníamos bajo control él lo ponía patas arriba.

De esta foto no me asombra lo bonitos que estáis vosotros, eso se da por descontado, sino lo guapa que me veo yo.

He tenido muchos complejos, nunca me he visto guapa pero en esta foto me veo estupenda y me digo » pues no estaba tan mal «.

Luna, Unai, este abuelo, José Antonio, sería vuestro bisabuelo pero yo sigo llamándole abuelo porque para Pablo y Dani eso es lo que fue.

En casa Pablo y Dani le cantaban en euskera todo lo que iban aprendiendo y a él se le caía la baba porque adoraba esa lengua que chapurreaba un poco.

Os escuchaba embelesado. En ese pequeño mundo familiar se puede decir    » eres el mejor del mundo » sin que te tomen por pedante.

Unai, Luna, con vosotros me estreno de abuela, abuela del s. XXI.

¿ Cómo seré ?

Seguro que como el abuelo José Antonio os voy a admirar.

Vuestros papis no van a necesitar mis consejos. 30 años después ellos quieren ser los únicos protagonistas y eso esta muy bien.

Lo que no van a evitar es que yo os adore y os regale lo mejor que tengo: mis canciones, escrituras, labores y miles de besos.

¡ Unai, Luna, estamos empezando y cuánto os quiero !