Febrerillo loco. San Valentín

 

SAN VALENTÍN

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Qué humilde era nuestra celebración del Día de los Enamorados por San Valentín.

Yo recuerdo que la primera y última vez que lo celebré fue el año que cursé Preu en el Instituto Príncipe de Viana.

Ya me había librado del maldito uniforme y vestía «de color». En el Instituto, todo eran novedades, las compañeras, los profesores, las aulas. Ese año tuvimos la suerte que las de Preu ocupamos como aula la Biblioteca que era una chulada, toda de madera y con escaleras para acceder a los libros más altos.

El día de San Valentín las chicas estábamos alborotadas porque por los alrededores del Instituto, en la Plaza la Cruz, se congregaban grupos de tunos cantando su consabido repertorio.

Para este día nosotras  previamente nos habíamos comprado en la mercería cintas de colores semejantes a las que colgaban de las capas de los tunos.

El objetivo era que ellos firmaran nuestras cintas y que nosotras osásemos firmar en la cinta de algún tuno, de preferencia guapo o simpático.

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Después nos juntamos, no recuerdo muy bien dónde, eso sí cerca de la Plaza de la Cruz, en un guateque, 1º de mi vida en el que estuve bastante tímida y parada.

Ya no hubo más celebraciones de San Valentín.

Para cuando entramos en la Universidad encontrábamos a los tunos «demodés» y pasábamos de sus actuaciones.

Como universitarias nos gustaban más los chicos de Derecho o Arquitectura que tenían otros encantos y no necesitaban ni capa, ni cintas, ni bandurrias y guitarra.

Ya nunca jamás he celebrado San Valentín, fiesta que en la actualidad tanto consumo incita.

 

 

Patxi

 

PATXI 3 AÑOS MOGRO

Para cuando nació Francisco de Sales José, Patxi, o Kiko para los amigos yo ya tenía 10 años y más o menos sabía de dónde venían los niños.

Recuerdo la ilusión que me hizo cuando estando ayudando a la mamá en la cocina me dijo: «vas a tener un hermanito». Aquella confidencia fue para mí la prueba de que me estaba haciendo mayor.

Patxi nació un 29 de enero y para evitar los líos con el nombre, la mamá ya había decidido que le iba a poner el Santo del día que resultó ser entonces San Francisco de Sales. Pero cómo no la mamá sucumbió una más al hechizo de sus amados pasiegos y le añadió José. Así que una vez más otro hijo con más nombres que si fuera de estirpe real: Francisco de Sales José.

Fue un niño muy simpático y muy travieso. Las hacía buenas pero luego miraba con carita de bueno y le perdonabas.

Cómo no, se convirtió en el compañero de juegos de Iñaki y en la pesadilla de la yaya principalmente porque en la Media Luna no paraba de hacer trastadas.

Cuando veníamos a Donosti en excursión dominguera le costaba someterse a la austera economía familiar. El quería de todo: patatas fritas, helado…. y si no se lo compraban lloraba a moco tendido.

PATXI 5 AÑOS LA CONCHA DONOSTI

Son inolvidables, creo que hay alguna foto, aquellas salidas de la playa, la mamá y yo cargadas de bolsas y Patxi llorando como un desconsolado por «¡ Quiero un helado!

PATXI 5 AÑOS IGUELDO

Con el paso de los años aparecieron sus asombrosas cualidades para «el negocio»

Entregaba de buena gana a las clientas las batas que confeccionaba la mamá con lo que conseguía alguna propinilla.

Instalaba los domingos en los Escolapios el carrito de las chuches y en Navidades ayudaba a montar el Belén, que era francamente bonito, con sus figuras móviles, la noria dando vueltas..En fin «un chico para todo»».

Cuando ya tuvo una edad, serían 16 años, buzoneaba toda la publicidad que el papá le daba y de ahí también sacaba algunos duros.

Claro que a un chico tan activo y emprendedor los estudios se le hacían un poco cuesta arriba.

Yo ya trabajaba en Donosti y cuando volvía el fin de semana me esperaban 2 encargos de la mamá: Lavar la cabeza a la Paulita                                                                                      Repasar Lengua con Patxi.

Lo de repasar Lengua era misión imposible porque mientras yo le pedía que buscase el Objeto Directo de la Oración principal, vete tú a saber en qué empresa estaba metida su cabeza. Yo me enfadaba, aunque no mucho,  porque los enfados con Patxi duraban poco.

Dejó de estudiar y pasó a trabajar con el papá en Publicidad, aprendiendo el oficio. Cualidades no le faltaban: don de palabra, simpatía.

PATXI 109 AÑOS ESCORIAL