SAN VALENTÍN
Qué humilde era nuestra celebración del Día de los Enamorados por San Valentín.
Yo recuerdo que la primera y última vez que lo celebré fue el año que cursé Preu en el Instituto Príncipe de Viana.
Ya me había librado del maldito uniforme y vestía «de color». En el Instituto, todo eran novedades, las compañeras, los profesores, las aulas. Ese año tuvimos la suerte que las de Preu ocupamos como aula la Biblioteca que era una chulada, toda de madera y con escaleras para acceder a los libros más altos.
El día de San Valentín las chicas estábamos alborotadas porque por los alrededores del Instituto, en la Plaza la Cruz, se congregaban grupos de tunos cantando su consabido repertorio.
Para este día nosotras previamente nos habíamos comprado en la mercería cintas de colores semejantes a las que colgaban de las capas de los tunos.
El objetivo era que ellos firmaran nuestras cintas y que nosotras osásemos firmar en la cinta de algún tuno, de preferencia guapo o simpático.
Después nos juntamos, no recuerdo muy bien dónde, eso sí cerca de la Plaza de la Cruz, en un guateque, 1º de mi vida en el que estuve bastante tímida y parada.
Ya no hubo más celebraciones de San Valentín.
Para cuando entramos en la Universidad encontrábamos a los tunos «demodés» y pasábamos de sus actuaciones.
Como universitarias nos gustaban más los chicos de Derecho o Arquitectura que tenían otros encantos y no necesitaban ni capa, ni cintas, ni bandurrias y guitarra.
Ya nunca jamás he celebrado San Valentín, fiesta que en la actualidad tanto consumo incita.