Para cuando nació Francisco de Sales José, Patxi, o Kiko para los amigos yo ya tenía 10 años y más o menos sabía de dónde venían los niños.
Recuerdo la ilusión que me hizo cuando estando ayudando a la mamá en la cocina me dijo: «vas a tener un hermanito». Aquella confidencia fue para mí la prueba de que me estaba haciendo mayor.
Patxi nació un 29 de enero y para evitar los líos con el nombre, la mamá ya había decidido que le iba a poner el Santo del día que resultó ser entonces San Francisco de Sales. Pero cómo no la mamá sucumbió una más al hechizo de sus amados pasiegos y le añadió José. Así que una vez más otro hijo con más nombres que si fuera de estirpe real: Francisco de Sales José.
Fue un niño muy simpático y muy travieso. Las hacía buenas pero luego miraba con carita de bueno y le perdonabas.
Cómo no, se convirtió en el compañero de juegos de Iñaki y en la pesadilla de la yaya principalmente porque en la Media Luna no paraba de hacer trastadas.
Cuando veníamos a Donosti en excursión dominguera le costaba someterse a la austera economía familiar. El quería de todo: patatas fritas, helado…. y si no se lo compraban lloraba a moco tendido.
Son inolvidables, creo que hay alguna foto, aquellas salidas de la playa, la mamá y yo cargadas de bolsas y Patxi llorando como un desconsolado por «¡ Quiero un helado!
Con el paso de los años aparecieron sus asombrosas cualidades para «el negocio»
Entregaba de buena gana a las clientas las batas que confeccionaba la mamá con lo que conseguía alguna propinilla.
Instalaba los domingos en los Escolapios el carrito de las chuches y en Navidades ayudaba a montar el Belén, que era francamente bonito, con sus figuras móviles, la noria dando vueltas..En fin «un chico para todo»».
Cuando ya tuvo una edad, serían 16 años, buzoneaba toda la publicidad que el papá le daba y de ahí también sacaba algunos duros.
Claro que a un chico tan activo y emprendedor los estudios se le hacían un poco cuesta arriba.
Yo ya trabajaba en Donosti y cuando volvía el fin de semana me esperaban 2 encargos de la mamá: Lavar la cabeza a la Paulita Repasar Lengua con Patxi.
Lo de repasar Lengua era misión imposible porque mientras yo le pedía que buscase el Objeto Directo de la Oración principal, vete tú a saber en qué empresa estaba metida su cabeza. Yo me enfadaba, aunque no mucho, porque los enfados con Patxi duraban poco.
Dejó de estudiar y pasó a trabajar con el papá en Publicidad, aprendiendo el oficio. Cualidades no le faltaban: don de palabra, simpatía.
Muy bien, un beso
Hola hermanitas me gusta mucho.
Habrá que escribir Patxi II porque aún hay mucho que contar.
Abrazos