Lunes tin tin
Lunes el día de la colada (50 años atrás)
Los lunes eran días de colada. Eso quiere decir que éste era el único día de la semana en que se ponía aquella rudimentaria lavadora cuya única función era calentar el agua y dar vueltas una hélice, todo lo demás lo hacíamos las tres mujeres de la casa, la yaya, la mamá y yo. Claro que la «Jefa» de colada era la mamá y así se explica lo atareada y sudorosa que se le veía a ella los lunes
El primer paso me correspondía a mí y me encantaba hacerlo, era «la preparación del jabón.» . La víspera me colocaba en la mesa de la cocina y con un cuchillo iba raspando el trozo de jabón (Lagarto o Chimbo) para obtener las escamas. Pronto se comercializaron las escamas envasadas y a mí me amolaron la faena.
El lunes ya se sacaba la lavadora que no sé muy bien dónde andaba entre semana, creo que estaba en el balcón. Se llenaba de agua para que se calentase, se vertían las escamas y luego todo el mogollón de sábanas, camisetas y calzoncillos a dar vueltas y vueltas, osea lo que te evitaba esta antiquísima lavadora era el frotar porque pasado el tiempo de lavado se desaguaba en la fregadera por medio de una goma y entonces venía la faena gorda : escurrir, aclarar, poner en lejía, el azulete y el último escurrido.
Para estos menesteres contábamos con unos grandes baldes de zinc que eran muy pesados. En ellos se ponía la ropa en lejía y una vez aclarada ésta, otra vez al balde con el azulete. Sólo de escribirlo me estoy dando cuenta de que «¡menuda faena!». No me extraña ni que se prolongara a lo largo de toda la mañana de los lunes, ni que la ropa quedase resplandeciente y al tenderla desprendiera aquel olor a ropa limpia. Ninguno de los sofisticados suavizantes que hoy usamos, ni tan siquiera el de ·jabón de Marsella» log ni de lejos consiguen aquella fragancia irrepetible.
El resto de la tarea era más llevadero: tender en el balcón, si llovía meterla bajo el alero, recoger, doblar, planchar.
Así que cuando la tecnología avanzó y llegó a casa la primera lavadora automática, una Otsein, lavar ya fue jauja. Ya no eran sólo los lunes los días de colada. Con la «automática» en cuanto la ropa se amontonaba en el tambor, clic al botón y en marcha la lavadora que aclaraba y centrifugaba y la esforzada mamá y todas las mujeres descansaron sus esforzados brazos y espaldas y sus manos perdieron el olor y las grietas que provocaba la lejía.
Mañana es lunes, haré colada y dedicaré otro cariñoso recuerdo a la mamá.
Yo no recuerdo si eran los lunes u otro día de la semana pero lo que sí recuerdo es toda la parafernalia que se montaba en torno a la lavadora: la goma para llenarla desde el grifo a la cubeta, el jabón …sí sí como tú bien dices jabón y no detergente. Nuestra lavadora tambien era Otsein y era igual a la que pones ahí.
Tenía unos rodillos para «escurrir»la ropa y yo era la encargada de darle a la manivela. ¡Qué tiempos tan felices!